El Partido Cantonal denuncia el cierre de yacimientos arqueológicos durante el verano

por Celestino García Alfaro (Secretario General del Partido Cantonal)

El Ayuntamiento clausura el Augusteum y abre la Casa de la Fortuna sólo a media jornada en temporada alta como consecuencia de los recortes

 La tijera llega hasta el turismo incluso en temporada alta. Pese a que la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro Álvarez, se llena la boca, una y otra vez, sobre su apuesta económica por una ciudad turística sin embargo toma decisiones en un sentido totalmente opuesto. En época de vacaciones, cuando aumentan las visitas a los monumentos de Puerto de Culturas, el Ayuntamiento mantiene cerrado el Augusteum y, por otra parte, sólo abre por las mañanas los restos arqueológicos de la Casa de la Fortuna, los más importantes de la ciudad después del Teatro Romano y hasta la puesta marcha del complejo del Molinete. La causa ha sido “ahorrar el sueldo de un par de diplomados en turismo y gastos corrientes de luz y agua”, según han informado fuentes de la propia Concejalía de Turismo a este partido. Las mismas fuentes aseguran que “había que hacer recortes hasta en turismo y últimamente el Augusteum y la Casa de la Fortuna habían disminuido sus visitas por encontrarse un tanto alejados del resto de yacimientos y de las calles más céntricas”.

 Aunque técnicos de las Concejalía afirman que hubiera sido más conveniente potenciar los mismos mediante su inclusión en diferentes “pack” turísticos en los que ahora no aparecen, en especial la Casa de la Fortuna que presenta pinturas romanas únicas en el resto de España, el Ayuntamiento tira por la calle de en medio y priva a propios y foráneos de su contemplación por motivos de índole económico y que nada tienen que ver con la importancia histórica y artística que representan.

 A esta circunstancia, hay que sumar el cierre definitivo que, en un principio la Concejalía planteó como provisional, de la oficina de turismo más emblemática de la ciudad, las Puertas de San José, que ha trasladado sus servicios a un mostrador situado en las cercanas instalaciones del yacimiento de la Muralla Púnica, en la calle de San Diego. Todavía muchos cartageneros orientan a los visitantes hacia las modernas y originales dependencias de información de la Muralla de Carlos III, en la plaza Bastarreche, sin saber que los turistas encontraran sus puertas cerradas a cal y canto. El acondicionamiento y puesta en valor de estos lugares históricos costaron al consorcio Cartagena Puerto de Culturas cerca de dos millones de euros. Una inversión que ha ido a parar por entero a la basura.